En los próximos 5–8 años, se prevé que la población mundial de robots supere los mil millones. Este hito representa un punto de inflexión determinante: los robots dejarán de ser simples demostraciones independientes para convertirse en agentes fundamentales dentro de la división social del trabajo. Ya no se limitarán a ser brazos mecánicos en cadenas de montaje; serán compañeros, docentes y colaboradores capaces de percibir, comprender, tomar decisiones y trabajar conjuntamente con las personas.
Aunque el hardware robótico ha evolucionado rápidamente—con manos más hábiles, locomoción estable y sofisticación sensorial—el auténtico obstáculo no reside en el metal ni en los motores, sino en dotar a los robots de la capacidad de compartir conocimiento y cooperar:
Esta fragmentación impide que la robótica transforme los avances en IA en productividad a escala: abundan las demostraciones aisladas de robots, pero carecen de migración entre dispositivos, verificación de decisiones y colaboración estandarizada. Por tanto, la escalabilidad real continúa siendo inalcanzable. OpenMind aborda este reto final. Nuestra meta no es desarrollar un robot que baile mejor, sino crear una base de software unificada y un estándar de colaboración para la diversidad robótica global:
En resumen, OpenMind está creando el sistema operativo universal para robots, que permite no solo percibir y actuar, sino también colaborar de forma segura y masiva en cualquier entorno gracias a la cooperación descentralizada.
OpenMind ha conseguido 20 millones de dólares en financiación Seed y Serie A, liderada por Pantera Capital y con la participación de referentes globales en tecnología e inversión:
Al mismo tiempo, OpenMind colabora con agentes tradicionales de los mercados de capital como KraneShares para buscar vías que integren el valor a largo plazo de “robótica + agentes de IA” en productos financieros estructurados, conectando los mercados cripto y bursátiles. En junio de 2025, cuando KraneShares lanzó el Global Humanoid & Embodied Intelligence Index ETF (KOID), fue “Iris”—un robot humanoide creado conjuntamente por OpenMind y RoboStore—quien tocó la campana de apertura en NASDAQ, siendo la primera vez que un robot humanoide realizaba dicha ceremonia en la bolsa.
En palabras de Nihal Maunder, socio de Pantera Capital:
“Si queremos que las máquinas inteligentes funcionen en entornos abiertos, necesitamos una red de inteligencia abierta. Lo que OpenMind desarrolla para los robots es el equivalente a lo que Linux supuso para el software y Ethereum para blockchain.”
Jan Liphardt, fundador de OpenMind, es profesor asociado en Stanford y exprofesor de Berkeley, especialista en datos y sistemas distribuidos con amplia experiencia en los ámbitos académico y de ingeniería. Defiende la reutilización de código abierto, reemplazando cajas negras por mecanismos auditables y trazables, fusionando IA, robótica y criptografía mediante enfoques interdisciplinarios.
El equipo principal aglutina talento procedente de OKX Ventures, Oxford Robotics Institute, Palantir, Databricks, Perplexity, entre otros. En conjunto, abarcan áreas clave como control robótico, percepción y navegación, orquestación multimodal y LLM, sistemas distribuidos y protocolos “on-chain”. Un consejo asesor integrado por líderes académicos e industriales—entre ellos Steve Cousins (responsable de robótica en Stanford), Bill Roscoe (Oxford Blockchain Center) y Alessio Lomuscio (profesor de IA segura en Imperial College)—garantiza que las soluciones de OpenMind sean seguras, conformes y fiables.
OpenMind ha creado una infraestructura reutilizable que permite que los robots colaboren y compartan información entre dispositivos, fabricantes y fronteras:
Este planteamiento dual (“sistema operativo + capa de red”) permite que los robots no solo actúen de forma autónoma, sino que también coordinen y alineen flujos de trabajo para resolver tareas complejas en red bajo un estándar colaborativo común.
Así como un smartphone necesita iOS o Android para ejecutar aplicaciones, los robots requieren un sistema operativo capaz de desplegar modelos de IA, procesar datos de sensores, inferir y ejecutar acciones.
OM1 cumple esta función, actuando como sistema operativo nativo en IA para robots reales. Les permite percibir, entender, planificar y operar en cualquier contexto. A diferencia de los sistemas tradicionales cerrados, OM1 es de código abierto, modular y agnóstico en hardware—compatible con humanoides, cuadrúpedos, robots de ruedas, brazos robóticos, y más.
OM1 descompone la inteligencia robótica en cuatro etapas claves: Percepción → Memoria → Planificación → Acción. Cada fase es modular y se integra mediante un lenguaje de datos estándar, permitiendo mezclar, combinar y verificar los componentes de inteligencia.
Arquitectura OM1
Las siete capas de OM1 son:
OM1 ofrece utilidades integradas para transformar ideas en tareas ejecutadas por robots en poco tiempo:
OM1 ya se utiliza en casos reales:
Incluso los robots más avanzados apenas progresan si no pueden colaborar de forma segura y confiable. En realidad, los robots de distintos fabricantes operan de manera cerrada, lo que impide el intercambio de datos y habilidades; la colaboración entre marcas o países carece de identificación fiable y protocolos comunes. Entre los retos principales:
FABRIC resuelve estos desafíos. Es la red descentralizada de colaboración de OpenMind que aporta identidad, asignación de tareas, comunicación y liquidación unificadas para robots y sistemas inteligentes. FABRIC sirve como:
FABRIC ya gestiona aplicaciones reales como:
FABRIC aporta verificación y trazabilidad transparentes de quién hizo qué, dónde y con qué resultado, además de delimitar claramente límites de ejecución y uso de habilidades.
A largo plazo, FABRIC aspira a convertirse en la “App Store” de la inteligencia artificial: habilidades licenciables e invocables globalmente, cuyos datos de uso alimentan los modelos y la evolución de la red.
La industria robótica avanza hacia la centralización, con plataformas que controlan hardware, algoritmos y redes, frenando la innovación externa. La descentralización permite que, independientemente del fabricante u operador, los robots colaboren, compartan habilidades y liquiden recompensas en una red abierta—sin depender de ninguna plataforma propietaria.
OpenMind emplea infraestructura “on-chain” para codificar normas colaborativas, permisos de habilidades y modelos de pago en un “orden de red” transparente, verificable y actualizable:
Este marco colaborativo es abierto y accesible para todo el ecosistema: se puede usar, observar y mejorar por cualquier agente. Para los usuarios de Web3, esto significa que la economía robótica nace sin monopolios, es componible y auditable—una oportunidad única de que la “apertura” sea el cimiento de la sociedad de las máquinas.
Ya sea patrullando hospitales, aprendiendo en escuelas o cartografiando barrios, los robots pasan de ser meras demostraciones a convertirse en participantes fiables y cotidianos dentro de la sociedad humana. Funcionan de manera continua, cumplen normas, memorizan, adquieren habilidades y colaboran de forma natural con personas y otras máquinas.
Escalar estos escenarios requiere más que una robótica inteligente: hace falta un protocolo fiable y fundamental para la interoperabilidad y la colaboración. OpenMind, con OM1 y FABRIC, ha sentado las bases: OM1 dota a los robots de comprensión y autonomía real; FABRIC extiende estas capacidades globalmente. El siguiente paso es expandir esta infraestructura a más ciudades y redes, convirtiendo las máquinas en socios duraderos y fiables dentro del tejido social.
La estrategia de OpenMind es nítida:
Corto plazo: Completar el prototipo central de OM1 y el MVP de FABRIC; lanzar identidad “on-chain” y funciones colaborativas clave.
Medio plazo: Implantar OM1 y FABRIC en educación, hogares y empresas; conectar a los pioneros y fomentar comunidades de desarrolladores.
Largo plazo: Convertir OM1 y FABRIC en el estándar mundial para que cualquier máquina pueda sumarse a esta red abierta—tan fácil como conectarse a Internet—y propulsar así una economía global y sostenible de máquinas.
En la era Web2, los robots operaban en silos propietarios, incapaces de transferir funciones y datos entre plataformas. En la visión de OpenMind, los robots son nodos iguales en una red global abierta, capaces de unirse, aprender, colaborar y liquidar pagos junto con personas en una sociedad de máquinas abierta y fiable. OpenMind posibilita esta transformación a escala.