No tener una opinión propia y carecer de la capacidad para tomar decisiones proviene de no creer en uno mismo para elegir bien, por lo que siempre se pregunta a los demás, esperando que le digan directamente cómo hacer lo correcto. Incluso cuando finalmente se toma una decisión, no se es firme; si aparece alguien diciendo que eso no está bien, uno comienza a dudar de nuevo, porque lo que dice también puede ser cierto. Hablando de las causas, generalmente hay dos aspectos: primero, de niño no tuviste la oportunidad de tomar decisiones. Por ejemplo, si tus padres te preguntan y tú dices A, al fi
Ver originales